martes, 22 de septiembre de 2015

Chaac me habló al oído

Me tomo un recreo bloggero de los posts de maternidad para recuperar una anécdota de un viaje que hice hace ya ocho años. Es simpático hacer arqueología de mails y encontrarme con mi yo de hace ocho años, ver que aparecen cosas que no recordaba y otras que siento como si hubieran pasado ayer.

Hace ocho años estaba recorriendo México en un viaje turístico. Mi primer viaje sola fuera del país, nunca había viajado tan lejos ni tanto tiempo. Parte del paseo fue con un tour contratado, arrancando por Ciudad de México y bajando por Puebla, Oaxaca, Chiapas, subiendo por Campeche y Mérida hasta llegar a Cancún. Alto viaje. Luego me quedé sola, por mi cuenta, allí en Cancún y cerré el paseo con una semana más en el DF. El 21 de septiembre me encontró yendo a Chichén Itzá a ver el equinoccio. Por aquel entonces no tenía blog y aún le desconfiaba al Facebook así que llevé mi diario de viaje por mail. Encontré el mail que escribí ese día, al regresar del paseo. Acá lo comparto (lo refrito, más bien):


Hola a todos!! Feliz primavera!!
Bueno, este mail no va a ser tan jocoso como los otros porque hoy el día no estuvo tan bueno. Pero bueno, el diario del viaje es así, y era trampa si contaba solo los días buenos.
Desde ayer estuve en Cancún buscando una excursión o micro o algo que me lleve nuevamente a Chichén ítzá hoy o mañana, para ver el fenómeno del equinoccio de otoño. (como buen equinoccio, sólo sucede dos veces al año y hoy era el día indicado, aunque otros rumores decían que se veía mejor mañana 22,bueno... nadie informaba nada). Ayer a última hora conseguí una excursión para hoy 21/9. Allí fui.

Antes de llegar a la zona arqueológica fuimos nuevamente al cenote donde estuve anteayer. --> Este es el cenote
Estar dos veces en un lugar así de ensueño, es increíble. pero más increíble es la cantidad de gente que había hoy. Y en ese mar de gente y de micros y de "no te subas a otro micro" y "no llegues tarde que te dejamos" y etc... perdí la cámara de fotos con memoria y las 600 fotos del viaje y todo. --> Este episodio lo cuento acá.
Intenté recuperarla, llamé al lugar, pregunté, pero nada... Así que sólo tengo las 2 fotos que les mandé, las que me sacaron mis amigos de Santa Fe y las que sacaré desde ahora con la antigua y poco propensa a robos y hurtos cámara de rollo. (sí sí, esas donde no se ve al toque lo que uno saca).

Con mi bronca a cuestas una chica española se me acercó y me dijo que ella mesacaría fotos en Chichén itzá y me las mandaba por mail. Al menos para darme un consuelo... --> Spoiler alert: nunca jamás me las mandó y le perdí el rastro :-(
Rumbo al equinoccio. Como yo ya había visto la excursión me separé del grupo y recorrí por mi cuenta. El evento empezaba a "insinuarse" a las 15.00 pero se veía bien desde las 16.00 a las 16.45. (un juego de sombras hace que se forme la imagen de la serpiente emplumada bajando por la pirámide principal, busquen videos en youtube que aparecen). --> Acá encontré uno
Me senté con toda la loca energía, la gente vestida de blanco, todos ansiosos esperando el evento... hasta que a las 15.55, cuando apenas un pequeño triangulito apareció en la pirámide, PLAAAAAAAM lluvia torrencial. Pero torrencial posta eh!! Yo pensaba "bueno, es un chubasco que pasa pronto" pero no... estampida general hacia la salida. Y cuando estaba ahí yendo al centro de informes bajo techo PLAAAAAAAAAAAAAM otra vez: cayó un rayo. Ahí, al toque. Ví la explosión, el fogonazo, el ruido, hasta se nos pusieron los pelos de gallina por el cagazo y por la estática. La gente corría, pensaron que había sido un atentado (hubo uno en Morelia hace una semana, en los festejos del día de la independencia). Nada lindo. Ahí me olvidé de la cámara y de todo y dije "puf, bueno, lo mío no fue tan grave". Hubo algunos heridos, por suerte dicen que nada más que heridos, y mucha gente nerviosa. Aquí la primer noticia que encontré: http://www.eluniversal.com.mx/notas/540209.html 

Chaac es el dios de la lluvia. Y pa mi que a los dioses de esta zona no les gustan los turistas. Ya que a las 5 de la tarde, cuando el fenómeno había pasado... dejó de llover. No sé si salió el sol, pero dejó de llover un rato. Y todavía asustados por el cagazo del rayo, emprendimos el regreso.

Bueno, conclusión, un día de bajón total. Pero como siempre que llovió paró, mañana me voy a Tulum y me asolearé en playas ancestrales.
Ya estoy extrañando algunas argentinidades básicas. el mate, más que nada. Quiero mate!!!!! Y bizcochitos! las cosas dulces por aquí no son muy ricas.  ¿volvio peter capusotto? quiero comer milangas cuando vuelva.

Ah! ayer estuvo Maradona aquí en Cancún con su showbol!!!!!! me enteré hoy, cuando lo ví en la tapa del diario cancunense. Ja!
Estoy agotada así que me voy a torrar, esperando tener mejores noticias mañana.
Abrazo grande a todos!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!


lunes, 14 de septiembre de 2015

Cansancio

Tengo las ideas para este post dando vueltas por la cabeza hace tiempo... pero estaba demasiado cansada como para sentarme a escribir.

Muchos hablan de que al ser madre una siente un amor nunca sentido antes en la vida. Tal vez el amor maternal sea algo cualitativamente distinto de todo lo conocido, pero para mí lo más desconocido fue el cansancio. Puedo afirmar con certeza que nunca había sentido este nivel de cansancio en mi vida. Pasé horas estudiando, estudiando y trabajando, haciendo tareas del hogar, viajando mucho y durmiendo poco, madrugando, mudándome, haciendo deporte. Esto es totalmente nuevo.

Ya en el embarazo el cansancio fue uno de los primeros síntomas. Antes de las náuseas, de los dolores pélvicos, mucho antes de las contracciones, lo que sentía era un cansancio total. Como un apunamiento. Había una fuerza en el sillón que me atrapaba hacia abajo, y otra proveniente desde el techo que me empujaba y no me permitía levantarme. Las primeras semanas fueron de aniquilación total. Nunca pensé que fabricar un humanito podía ser tan agotador, aún haciendo "nada" desde un punto de vista "productivo", sin limpiar la casa, laburando poco, descansando mucho.

Ni que hablar del día que nació. El cansancio que sentí tapaba cualquier otro sentimiento. Por suerte de a poco fue pasando y cediendo para cosas más lindas.

Y luego... el día a día. El día a día con un bebé que demanda el 200% de nuestra energía física y mental de una. Dar la teta. Dormir entrecortado. Hacer cosas. Porque muchos te dicen "cuando el bebé duerme vos dormís". Pero también hay que tener ropa limpia (para él y para una), cocinar (no se puede vivir a delivery), cambiar las sábanas, comprar los pañales (y al principio hacer cinco cuadras hasta la pañalera y volver se siente como correr una maratón)... En muchos casos una aprovecha que el pibe se durmió para hacer todo eso. Y adiós "cuando el bebé duerme vos dormís". Además, no siempre tenemos sueño al mismo tiempo que el niño. Y por último, necesitamos un poco de ese ratito de silencio cuando está dormido para hacernos un té, buscar algo rico para comer y tirarnos en el sillón a mirar una novela (o al menos diez minutos de una novela).

No es que los bebés no duerman. Duermen, bastante. Pero en sus propios horarios. Cuando quieren. Entrecortado. Tres horas y teta. Dos horas y pañal. Siestita de 20 minutos (alcanza para poner el lavarropas, lavar los platos, poner agua para unos mates y listo). En los primeros días llegué a llorar de sueño, pidiéndole a mi marido que me abrace y sollozando "tengo miedo de que no se duerma nunca más". En algún momento él, mi hermana o mi mamá se ocupaban de hacerle upa al niño y dejarme dormir. Gracias, gracias por esas gloriosas dos horitas extras que me regalaban. No por nada dicen que los padres hacemos lo que sea, creemos en el dios que sea o en el consejo que sea con tal de dormir un rato más. El cansancio te gana, literalmente.

Tal vez los bepis se duerman dando un paseo, pero durante ese paseo nosotras tenemos que estar despiertas, ya sea para manejar el auto, para indicarle al tachero que no se mande por cualquier lado o para empujar el carrito, que no llegaremos solos desde la plaza hasta nuestro hogar. Por suerte al pasear el carrito la gente mira a los bebés y no a nosotras... si no seguro se asustarían de nuestras caras de zombis. Dicen que en algún momento se regulariza. Ya veremos.

El bebé crece. El mío ya tiene cinco meses. Duerme más de noche y alguna siesta de día. Como yo empecé a trabajar fuera de casa se fueron adecuando sus horarios, se levanta temprano y se duerme temprano. ¿Ocho horas de corrido? Naaaaah, olvídense. Al estar más grande, a las tareas de siempre se agregan nuevas: estar sentada con él en el piso (todo bien, pero qué difícil es pararse), hacerle upa (cada vez pesa más), jugar, cantar, saltar. Y eso que todavía no arrancó a comer. Ni a caminar. Ni a... bueno... eso... mejor no pensar todo lo que se viene.

Al principio describí este cansancio como un cansancio sin estrés, sin la locura de lidiar con un jefe desquiciado o con un viaje en tren en hora pico. Es un cansancio distinto, que te tira en la cama apenas te acostás. Lo desesperante es nunca saber qué clase de noche te va a tocar: si dormirá mucho, si será dormir-tetear-seguirdurmiendo, si se despertará llorando como un sacado, si al despertarse a las 4 am lo hará con ganas de jugar, si a las 4.30 tendrá un episodio de [inserte enfermedad infantil aquí] y te desvelarás... cada noche puede ser una gran aventura. Un día te despertás, mirás el reloj, ves que son las 6, recordás que la última vez que se levantó eran las 23 y te dan ganas de salir a gritar al balcón en piyama SIIIIIIIIIIIIIII, HOY DORMIMOS!!!!!!!!!!!!!!!

Lo más lindo, definitivamente, es tener la suerte que tuve yo recién: abrazarlo, que caiga palmado y dormir una hermosa siesta con él, con un aire suave entrando por la ventana y obviando los ruidos del mundo exterior. Una siesta, eso que me permitió llegar hasta las 17 hs sin agotarme.