miércoles, 3 de septiembre de 2014

México DF: día 2

Llegué ayer pero siento como si estuviera acá hace un montón. 
No llegué a comprar nada para el desayuno, y por eso decidí salir con tiempo para tomar algo en un café muy lindo que localicé ayer. No muy grata fue mi sorpresa al notar que, siendo las 9.20 de la mañana, estaba cerrado. ¿A qué hora se desayuna acá? (y no era un desquicio mío, en el cartel anunciaban desayunos!) El siguiente barcito estaba lleno, claro. "Bueno, seguro en el patio de comidas del shopping hay algo". El shopping abre a las 11. Eeeen fin, terminé haciendo lo que no quería: cayendo en un Starbucks que me pareció carísimo. Pero algo había que comer. 

Fui para Ciudad Universitaria (en adelante: CU), directo para el instituto. Uno de estos días me tomaré otros pumabuses para recorrer el resto de la CU, que es enorme! Me recibió el Secretario Académico, me presentó a todo el mundo, recorrimos las instalaciones (¡lindísimo todo!). Bueno, ahí viene la parte aburrida (para los lectores, aunque buenísima para mí): a configurar el wifi en mi compu con los chicos de sistemas y a trabajar a la biblioteca. Más o menos así será mi rutina. Punto a favor: la biblioteca es súper cómoda y tiene un muy buen catálogo; punto en contra: los lugares para comer quedan lejos, lo que me lleva al punto siguiente.

La dieta Thunderstorm ("tormenta eléctrica", pero en inglés queda más chic): ayer iba a salir de compras y se largó con todo. "Mah sí, yo me quedo en casa". Hoy estaba laburando y dije "tipo una corto y busco dónde comer". Una menos algo: bruuuum, trueno, se larga con todo. "Pero si el día estaba lindo", y sí... es así: mañanas frescas, mediodías calurosos, tardes de tormenta. Un desafío para el vestuario. El tema con el morfi tuvo que esperar, igual había desayunado bastante así que todo bien. Pero si cada vez que me agarra hambre se larga con todo esto puede ser un problema. Tendré que valerme de snacks en la mochila. Para cuando aplacó la lluvia ya había trabajado bastante y me fui.

Al salir del metro me confundo de salida (tiene miles, y todo está lleno de gente) y desemboco en una avenida imposible de cruzar. Es muy difícil cruzar ciertas calles, hay que mandarse o esperar que te den paso, o sumarse a un malón y cruzar en manada. Bueno... en uno de estos cruces en manada, el único momento en que llevé la mochila en la espalda y no adelante, noté cierto movimiento extraño. Crucé la calle corriendo despacito y manoteé: cierre más grande abierto, grrrrrr. Gracias a la corridita salvé la compu de las garras de un punga. Bronca y alivio al mismo tiempo. La única manera de sacarme la mufa era con unos ricos tacos al pastor. Todavía no me le animo a las salsas exóticas y a los jugos raros, mejor agua mineral. 

Para estar conectada con Argentina, leo noticias desde Twitter (un desquicio lo del impuesto a Netflix, y una locura ganarle a Alemania AHORA y no hace dos meses. Lloro) y escucho Aspen en casa. 

Cosas que me gustan: el instituto está buenísimo, e incluso tiene computadoras que podemos usar los que laburamos ahí (dejaré a mi querida Pemberley -así se llama mi notebook- en casa). La gente es amigable, y hay mucho laburo para hacer. Me gusta mi casa y la tranquilidad del barrio.

Cosas que no me gustan: el metro sin escaleras mecánicas y sin banquitos para esperar en el andén. El caos que es cruzar ciertas calles. La ausencia de mercaditos chinos en el barrio (¿o será en toda la ciudad?). 

Postdata exótica: en el centro comercial ya están vendiendo ARTÍCULOS NAVIDEÑOS. Eeeehhhh ¿no se adelantaron un poco?

Eso es todo por hoy amigos, los espero en próximas ediciones de Las Aventuras de LauSan.





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