martes, 2 de septiembre de 2014

México DF: Día 1

[voy a usar este medio para ir compartiendo con todos mis aventuras por tierras mexicanas]
[no voy a escribir todos los días ni con tanto detalle, pero las andanzas de hoy y mi necesidad de compartirlo merecen un relato pormenorizado]

Locación: mi nuevo hogar de Coyoacán. 

Horas de sueño: tres o cuatro en el avión.

[espero no dormirme antes de terminar el post] 

El primer vuelo, de Buenos Aires a Santiago, estuvo tranqui, fui leyendo mientras tres chicas al lado mío estallaban a carcajadas como si el avión fuera el último recreo del viernes. El aeropuerto de Santiago es muy lindo, cómodo y bastante chico; si bien estaba justa con el tiempo llegué tranqui a hacer el transbordo. 

El segundo vuelo era muy top: lugar para estirar las piernas, pantallitas individuales llenas de pelis y series (temporadas completas de Downton Abby!!), frazada, antifaz para dormir y (lo mejor de todo): el asiento de al lado vacío para tirar mis bártulos. Elegí para ver "La vida de Walter Mitty" o algo así, de Ben Stiller: hermosa peli, no sé si estaré sensible o qué pero me lloré todo. Sí, estoy sensible, lloré en cada despegue. La cena la sirvieron a las 3 am (hora argentina), un poco escasos y tardíos los raviolitos (más para mí que ahora como por 1 y 1/4) pero bue. Algo dormí. En algún momento me desperté con dolor de panza: parabólica humana + embarazo + avión no serían compatibles. Desayuno, amanecer sobre las montañas, aterrizaje.
"Bienvenidos a la Ciudad de México".

Primer paso: aeropuerto y taxi.
Arranqué calmada. Migraciones todo ok, pero en la cinta de las valijas me empecé a agotar: no había ni un solo carrito para transportarlas. De a poco, sin apuro, llegué al final del recorrido aeroportuario. Paso siguiente: conseguir plata. Localizo casa de cambio pero no me doy cuenta que el tipo de al lado mío está comprando dólares como para pagar a los fondos buitres... se tomó ochomil horas. 
Luego: taxi. Contrato el taxi autorizado, pago con tarjeta en el aeropuerto, muy civilizado todo. Subo al taxi, digo las coordenadas: "¿Vos sabés cómo llegar?" me dice el tipo... HORROR. En fin, le tiré un par de puntos de referencia y luego en el barrio miramos el mapa y llegamos ok. Tras una hora de viaje... bendito tráfico. En fin, desde que aterrizó el avión hasta que llegué a la casa terminé cansadísima. Y esto recién empezaba...

Segundo paso: desembarco en la nueva casa.
Llego, el taxista me ayuda con las valijas / maletas, y se va. Yo me enfrento a un nuevo reto: cuál de los cuatro timbres será? "Mah sí, los toco todos". Toco una, dos, varias veces. Pasan como quince minutos y nada. No tengo desde dónde llamar a la señora porque no activé el roaming. "Listo, ya está, quedé varada". Varada, con las valijas y el saco en la mano (porque salió el sol y empezó el calor). Ok LauSan. O llorás o pensás cómo arreglarlo. Ya lloraste bastante. "Caminemos hasta ese barcito de la otra cuadra, seguro tiene wifi, me conecto, la ubico y todo se arregla". Llego hasta el barcito que no era tal cosa sino una especie de almacén. Aaaaaaahhh. A media cuadra diviso un teléfono público (¡todavía existen!). Pero ¿de dónde cuernos saco monedas? Le pido al almacenero (?) cambio, se re copa, me da moneditas y plata chica, y me explica cómo llamar a ese nro (ya está etiquetado como "almacén" amigable). Llamo a la dueña de casa, la ubico, "en cinco minutos llego"
- Ah, y qué timbre tengo que tocar?
- No, no es un timbre, hay una soga que hace sonar una campanita.
AVISÁÁÁÁÁÁ.

Una casa con mucha onda: estoy en un primer piso, en una habitación enorme con un baño privado bastante grande. Las ventanas dan a árboles y la calle es tranquila. Hay un parquecito en el fondo, una cocina grande (compartida), el taller de cerámica, el de productos orgánicos y un salón para clases de yoga. Ni les puedo explicar el olorcito que sube desde la cocina. 

Rumbo a la UNAM:
Después de todas mis peripecias me "instalé" en la habitación a las 11. A las 12.30 tenía que estar en el instituto que me da la beca, que queda en la Ciudad Universitaria de la UNAM. Así que básicamente fui al baño y rajé para el instituto. Voy paseando hacia el metro, localizo barcitos con onda, casas de licuados y café, un restó de sushi (que no me tienta), y una panadería gigante que me enloquece. Compro chip para el teléfono, tomo el metro y llego sin dramas. 
La Ciudad Universitaria es inmensa. ENORME. La estación terminal del metro es, no sé, tan grande y superpoblada como la estación Morón en hora pico. Busco la parada de los "pumabus": colectivos de la universidad que tienen distintos recorridos ¡y son gratis! Y obvio van llenos. Tomo el que me corresponde y me bajo en la estación que me toca "Instituto de Jurídicas" (yo voy al de Históricas, pero es más top ponerle a la parada "Jurídicas" que "Históricas", obvio). Una chica me encara. 
- ¿Sabés dónde queda el Instituto de Investigaciones Estéticas? 
- No, pero estoy buscando el de Históricas, y sé que quedan cerca. Vamos juntas
- A mí me dijeron que me baje acá y busque unos edificios azules a los que les dicen "Los Pitufos". - [Esto es POCO SERIO].
- Bueno, busquemos, vayamos para allá.
Obviamente, para "allá" no era. Era para el otro lado. Damos unas vueltas y finalmente llegamos.
Hago todos mis trámites académico / administrativos, pero cuando tienen que ubicar a mi tutor no está. Paso a esperarlo en un sillón, en un cómodo y mullido sillón, en un relajante sillón... se corta la luz. Aaaaaaahhhhh estuve a punto de caer rendida en los brazos de Morfeo. 
Al cabo de un rato largo me dicen que todo bien pero que no ubican a mi tutor y que vuelva mañana. 

Regresando
El cansancio se me vino encima a la hora de la vuelta. Encima me confundí de escaleras para ir al subte y tuve que subir y bajar varias veces más. Me metí en el primer Mc que encontré y después de comer no-sano volví a casa. 
En fin amigos, estoy contenta pero agotada. La gente es muy amable y la comida huele deliciosa, aunque creo que recién mañana le entraré a los tacos y a las quesadillas.

Idioma:
"numeral", o sea esto: #, se dice "sapito" o "gatito". O algo así, cuando me lo explicó el señor de Telmex me costó aguantarme la risa.
"Mc Nuggets" no se pronuncia "mac náguets" sino "mac núgues". (sí, estaba tan agotada en cierto punto que caí en lo cómodo, me fui a un macdonal y me pedí unos núgues, no me juzguen).
El "vuelto" es "el cambio". 
"Me regala una firma" es "me firma este ticket?". Bah, usan mucho "regalar". Ya ubicaré mejor cuándo corresponde usarlo.
Se me deschava el argentinismo cuando pronuncio la Y y cuando hablo de vos. 

En fin, cambio y fuera zzzzzzzzzzzzzz 

No hay comentarios:

Publicar un comentario