lunes, 8 de septiembre de 2014

México DF, día 6: Zócalo y alrededores

Bueno, hoy enfrenté mi primer domingo sola en DF. Pude dormir bien a pesar de la fiesta que había al lado, y me desperté con cuetazos y petardos que retumbaban por el barrio. Decidí tomarme la mañana tranqui y salir tipo mediodía, el día estaba lindo. Cuando me voy a bañar... taráaan: no sale agua caliente. Llamo a la dueña, la espero un rato largo porque no estaba, viene, prende el termotanque, me dice que espere otro rato, nada... ducha veloz con agua tibia. Y esperemos que mañana vengan a recargar el gas, por favor. Así que la mañana se fue en "hacer tiempo" mirando series hasta que pude salir maomeno decente y limpita. Y leyendo comentarios en Twitter de amigos argentos que preparaban asados y sintiendo que extraño un poco. 

Salgo de casa tipo dos de la tarde rumbo al centro histórico, no puede ser que lleve casi una semana aquí y no haya ido al Zócalo. "Total al ser domingo seguro está tranqui". ERROR. El primer tramo de metro anduvo bien, pero el segundo... madre mía. Hasta las manos de gente. Por suerte eran pocas estaciones. Salgo en la estación "Zócalo" y finalmente, ahí está: la plaza, el Palacio Nacional, la Catedral y la mega-archi-gigante bandera flameando orgullosa. Y un mar de gente en los alrededores de la plaza. ¿Los alrededores? Sí: el Zócalo está cerrado al público. Sólo se puede caminar por las calles adyacentes y por un pequeño pasillo entre las rejas y los autos. Esto se debe a que cerraron el Zócalo hace unos días para el "informe de gobierno" del presidente (hubo escándalo porque se usó la plaza como estacionamiento VIP), y seguirá así durante los festejos de la semana patria (siendo el domingo próximo, 15/9, el momento culminante, y con un desfile militar al día siguiente, feriado). Acá pueden leer algo de los festejos que se vienen. Ya les contaré de primera mano. 

Por este motivo, el festejo patrio ya se siente en el aire. Si en Coyoacán ya lo había visto, en el Zócalo está multiplicado: los puestos de venta de "mex-chandising" están que arden. Se venden banderas tricolores de todos los tamaños, vinchas, gorros, gorritos, gorrazos, hebillas, muñecos, pelucas, accesorios, cornetas, uñas y pestañas postizas. DE TODO. Algo me voy a comprar para cuando llegue el momento, por supuesto. Además de estos puestos, los alrededores del Zócalo están llenos de vendedores ambulantes de todo lo que se les ocurra, y de personajes vestidos estilo indígena bailando y haciendo limpiezas con inciensos y copal. Imaginen además que muchas calles están cerradas al público, así que los vendedores se amontonan en los pocos lugares donde circulan peatones. Y anuncian aquello que venden a los gritos. Literalmente. Primero es pintoresco, luego es un infierno.

Al Palacio Nacional, donde están los más famosos murales de Diego Rivera, no se puede pasar (calculo que por todo esto de las celebraciones). Y al Templo Mayor y su museo, que están al costado de la Catedral, llegué tarde: cerraba a las 17 hs. Llegué 17.10. Puede fallar. Eso me pasa por ir a tomar la merienda antes de retomar el paseo. Sí pude entrar y recorrer la Catedral, aunque sólo una parte porque el resto era exclusivo para fieles que van a misa. Caminé algunas cuadras muy bonitas y busqué ciertos puntos de interés, pero al haber tantas calles cerradas el centro histórico era un laberinto. Lo bueno de estar en la ciudad por un período más largo es que puedo volver más adelante, cuando la circulación en la zona se haya regularizado. Sumamos otro I'll be back a la lista. 

Me pegó un poco la nostalgia. Es que hace casi seis años estuve en el Zócalo, recorriendo los mismos lugares, viendo la decoración de la semana patria (de noche, todo iluminado) y comenzando una aventura de tres semanas recorriendo el país. Recordé hasta los lugares donde me había sacado fotos, las que luego perdí al perder la cámara (como cuento acá) y no tener backup, pero que perduran en mi memoria. Pensé en todo lo que me pasó entre aquel viaje y este, y en lo increíble que es volver a estar acá bajo circunstancias totalmente nuevas. 

Así, metida en esos pensamientos, bajé al metro para regresar a casa. Uffffff. El romanticismo se termina enseguida, cuando uno tiene que apretujarse en un vagón para volver (¡es domingo gente! por favor!). Por suerte el segundo tramo es tranquilo y no termino tan cansada como ayer.

Aunque el post se haga largo, quiero dejar como epílogo del día mi cena. Desde ayer estaba con ganas de comer pastas pero me terminé conformando con un sanguchito. Hoy me dirigí a un restorán argentino que hay en el centro comercial, luego de averiguar los horarios y ver que los precios eran pagables. Así que a la nochecita temprano (cuando aún hay gente en la calle y negocios abiertos) me mandé. Es un lugar muy lindo y con buena atención, tienen el logo de Quilmes por todas partes y una camiseta de River enmarcada en la pared. Pedí mi deseado plato de pastas (el asado sí es caro) y bueno, a mirar la tele. Pasaban por ESPN... un partido de la NFL. Fútbol Americano señores. Años de mirar películas y series yanquis para seguir sin comprender ese deporte (sé que hay que correr, porque eso hacía Forrest Gump, y que los lindos y populares de las escuelas son los "quarterbacks" o mariscales de campo). Logro entender que los Denver Broncos le ganan a los de Indiana, y que el quarterbacks de Indiana es alto churro. Al lado mío hay dos mexicanos que miran el partido con una birra mientras las mujeres compran en el shopping. En un momento el flaco celebra algo, pero parece que los jueces lo anulan (déja vu al no-gol de Higuaín en la final, lloro). Acá se aplica una especie de telebim y finalmente dan por válido el punto de Indiana, que igual pierde por paliza. En fin, muy argento el lugar pero muy yanqui el deporte, si quiero entretenerme los domingos a la noche tendré que aprender las reglas del fútbol americano. Y luego haré una lista de "churros NFL", eso si es que logro distinguir alguna cara debajo de esos cascos horribles que se ponen. 






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