miércoles, 24 de septiembre de 2014

México DF, día 22: domingo de Templo Mayor, semana de trabajo

Hola a todos! ¿Me extrañaban? (paráaa quién sos?!) Bueno, yo sí los extraño, pero estos días la verdad estuve llegando a casa muy cansada, y no me daban ni ganas de prender la compu.

Paso a contarles mi paseo del domingo, día de la primavera para la mayoría de ustedes, inicio del otoño en DF. Pensaba levantarme temprano y aprovechar bien el día, que se anunciaba soleado... pues no. Me levanté tarde, y luego de un potente desayuno al mediodía cerca de la plaza de Coyoacán, me decidí por hacer la visita al Templo Mayor, que me había quedado pendiente de mi primer paseo por el Zócalo. ¡Menos mal que me lo dejé para otro día! Estuve un rato bastante largo. Además había mucha gente, porque el domingo es el día que los mexicanos visitan gratis los museos y sitios arqueológicos. 

El Templo Mayor era el centro del universo para los aztecas, el principal recinto sagrado de la ciudad de México - Tenochtitlán. Luego de la Conquista fue destruido, y muchas de sus piedras fueron utilizadas para construir edificios coloniales (como también pasó en Cuzco, por ejemplo). De a poco la ciudad se fue rellenando y transformando, y del Templo Mayor ni rastros. Por mucho tiempo se creyó que el Templo estaba bajo la Catedral Metropolitana y el Zócalo (muchas partes de él, como el juego de pelota, aparentemente sí están abajo de la Catedral). Hasta que en 1978 trabajadores de Luz y Fuerza, que colocaban cables para tomas de luz, perforaron el suelo y encontraron una piedra circular labrada... dieron aviso al departamento de Salvamento Arqueológico del INAH y ahí comenzaron los trabajos. Así se descubrió la piedra de Coyolxauhqui, y luego el recinto del Templo Mayor. Por lo tanto... todo el descubrimiento es muy moderno, y no vayan a esperar encontrar pirámides "intactas" o restauradas como Chichén Itzá o Teotihuacán. Sin embargo, recorriendo el interior se tiene una idea bastante clara de la importancia del lugar.

Dato importante: no se puede entrar con comida ni bebida. Lo que es algo incómodo dado el sol que pega fuerte este domingo de fin de verano... La primera parte del recorrido es a través de unas plataformas que van recorriendo los restos del Templo, que técnicamente tiene dos partes: el templo de Huitzilopotchli y el de Tlaloc. Se pueden ver paredes, recintos, frisos pintados, esculturas, etc, y por suerte en cada rincón hay cartelitos explicativos bastante claros. Es interesante visitar el sitio un domingo porque está lleno de chicos y adolescentes tomando nota para las tareas escolares, y es genial escuchar el asombro de los pibes y sus preguntas: "Papá, ¿por qué está todo tan destruido?". 

Luego de la visita al sitio se pasa a ver el Museo. Allí están expuestas muchas de las ofrendas que se hallaron en el templo, así como la gran estrella, la piedra de Coyolxauhqui, que se puede ver desde el piso más alto, en una especie de balcón para apreciarla bien. También hay explicaciones del imperio azteca (comercio, tributo, dioses, rituales), de los inicios de la arqueología en México, y enganché una exposición temporal, "Semillas de vida: la sexualidad en occidente", con un montón de figurillas de barro y cerámica del Occidente mesoamericano, más que interesante. Aunque un poco pequeño el espacio para la cantidad de gente que había. 

En fin, tanto el Templo como el Museo están buenísimos. Si vienen a pasear por la ciudad y andan con poco tiempo, se puede ir igual. Los días no-domingos calculo que hay menos gente; está a unos pasos del Zócalo y si no se detienen en cada cartel como yo, se puede hacer una visita corta. Además, es más pequeñito que el Museo de Antropología (ya voy a ir, ya voy a ir). 

Dato aparte para una situación bizarra que presencié. Lugar: fila del baño de mujeres del museo. Protagonistas: dos chicas coreanas, que estaban inmediatamente al lado mío en la fila. Mientras esperabamos con cara de poker (la cara que ponemos mientras esperamos nuestro turno es bastante universal) se acercan dos chicas mexicanas, cámara en mano, y les hacen señas. Pensé que querían pedirle a una de las coreanas que les saquen una foto (raro, porque en ese pasillo no había mucho para ver ni fotografiar) pero no: querían sacarse foto CON las coreanas. Las coreanas acceden, y en eso se llena de gente, un grupito de más de diez mexicanos y mexicanas de no más de veinte años sacándose fotos con las chicas como si fueran estrellas de rock. Al principio fue gracioso, pero después se notaba que las coreanas estaban incómodas, una de ellas (que no hablaba -o no quería hablar- inglés) se escondía atrás mío para no salir en la foto. La otra le ponía un poco más de onda. La fila para el baño seguía avanzando y la gente se metía adelante de las coreanas, así que me calenté y pegué un grito "CHICAS MIENTRAS SE SACAN FOTOS AVANZA LA FILA Y QUEREMOS IR AL BAÑO" (son las hormonas, perdón). Ni bola me dieron, pero al menos las coreanas se fueron acomodando en la fila y escapando del acoso. Les preguntaron el nombre y de qué parte de Asia eran, porque hasta ese entonces les decían "las chinas". Parece que algunas de las acosadoras eran fans de cosas coreanas, no entendí bien. Al terminar las fotos la coreana sociable me pidió disculpas en inglés:
- Van a ser famosas en México! - les dije - ¡son rockstars!
- No me sentí famosa, me sentí una atracción en el zoo.
Tremendo.

Bueno... luego del paseo me dirigí, gracias a recomendaciones, a la terraza de la Librería Porrúa, justo enfrente del Templo Mayor (hay que dar un rodeo para llegar, pasando por la puerta del Colegio San Idelfonso, al que quise entrar pero estaba lleno de gente). Ahí el ambiente es muy lindo, hay un restaurante y un barcito y se puede ver el Templo desde arriba, con la Catedral y el Palacio Nacional al fondo. Ahí me tomé una rica cerveza sin alcohol (bueno, "rica", es sin alcohol, salió lo más rica que puede salir...) y ví que se veía una hermosa tormentita, la primera del otoño. Así que derechito para casa. 

Lunes y martes fueron días de rutina laboral, de nuevo con lluvia por la tarde. Y calculo que seguiré así (con trabajo y con lluvia) hasta el finde. 

Nos vemos pronto amigos! Estudien la lección del día que cuando vuelva les preguntaré a todos por la Coyolxauhqui ;-)

Coyolxauhqui y, al fondo, Tlaltecuhtli

Vista desde el Museo: Templo Mayor, Catedral y Torre Latinoamericana

Chac-mool

Serpiente



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